Al llegar a la urgencia de la Clínica Universidad de los Andes sentimos de inmediato la atención con enfoque humano del personal, deseábamos que nuestra bebé resistiera en el vientre la mayor cantidad de tiempo, sin embargo, comencé con trabajo de parto naciendo con 28 semanas. Al llegar a la unidad de Neonatología, se nos acerca una matrona que al vernos compungidos no dijo, "buenos días soy Paola Mella, ustedes tranquilos, su hija nunca estará sola, estamos para cuidarla" empatizando con nuestro dolor, luego en el transcurso de la hospitalización de la hija, la profesional se destacó por su gran labor de compromiso al igual que todos sus compañeros.
Otro evento en el cual se mostró su empatía fue cuando los abuelitos llegaron a ver a la bebé, con tan solo una semana de nacida, una de las abuelitas se quedó conmocionada y ella se acerca toma a la bebé y le dice "dele un besito en la frente a su nieta para que le de toda la fuerza que necesita para salir adelante". Esta profesional se encarga de que a ningún niño le falta su "pulpito de apego" elaborándolo junto con otras funcionarias de neonatología.
También destaco que cuando nuestra hija tuvo un retroceso ella salió a abrazarme e indicarme que era normal, parte del proceso y que pronto estaríamos en casa.
Todos los profesionales y técnicos de la neonatología son excelentes, así lo hicimos saber en el libro de felicitaciones, pero de todo el personal creemos que esta Matrona destaca en su empatía y calidad humana.